Cuando aparece la mente
Hemos platicado que bajo el modelo UMIM la mente es el enlace entre el universo material e inmaterial, percibiendo el mundo que le rodea y transformándolo.
Sin embargo, no solamente actúa alrededor de sí, sino que trabaja dentro de sí misma. La mente controla los procesos internos del cuerpo, así como su reparación celular y la eliminación de toxinas, la mayor parte en forma automática y sin que lo advirtamos, pero ahí está la mente trabajando.
Uno de los aportes más importantes que hace Schroedinger, el padre de la mecánica cuántica, en el terreno de la evolución, es argumentar que la conciencia es el motor de la evolución y siendo la conciencia una parte de la mente, luego la mente no solamente controla los procesos internos y externos del hombre, sino que los modifica para adaptarse a las nuevas circunstancias.
La pregunta que me surge de momento es: ¿Cuándo aparece la mente en el ser humano? Antiguamente se consideraba que el hombre adquiría la razón a los 7 años y que en el momento de nacer éramos una “tabula raza”, esto es, una hoja en blanco donde iniciábamos a escribir.
Hoy, gracias a las nuevas técnicas de ultrasonido y los nuevos métodos de investigación, sabemos que el ser humano que está dentro del vientre materno tiene una actividad motriz y cerebral importante desde el mismo momento de la concepción.
Nos han platicado que en el momento de la concepción un espermatozoide se une a un óvulo para formar un gameto con una hélice del padre y una de la madre para formar un nuevo ADN distinto y único.
Luego, nos dicen que esta célula se divide para crear otras células que forman tejidos, órganos y sistemas en el nuevo organismo y aquí viene una pregunta inicial: ¿En qué momento se puede considerar que hay un ser humano en esas células?
Si atendemos a la definición de vida como una danza de energía, entropía e información, el momento en que la madre le proporciona dos ATP al gameto, la chispa de la vida dirían los filósofos, ahí se inicia el proceso de metabolismo, su ADN tiene toda la información de una persona y en ese momento aparece el ser humano que tendrá un desarrollo continuo que solamente se parará con la muerte.
Aquí viene la pregunta crucial: ¿Quién o qué controla este desarrollo? ¿La mente del nuevo ser o la mente de la madre? Pensar que es la mente del nuevo ser nos llevaría a pensar la posibilidad de que algo tan complejo como la mente humana apareciera en una célula tan pequeña, pensar que es la mente de la madre se descarta por la fecundación “in vitro” y por un fenómeno impactante en el que deberíamos de reflexionar.
En los abortos “modernos” se introduce en la madre un aparato que aspira al bebé destrozándolo y lo saca en pedazos, los videos del ultrasonido ven cómo el bebé -o feto como le dicen para rebajar su categoría de ser humano-, trata de defenderse del aparato que lo matará.
Aquí vendría un enfrentamiento entre dos mentes, la del bebé que quiere sobrevivir y la mente de la madre que quiere asesinarlo. Luego es lógico pensar que nuestra mente empieza a trabajar desde el mismo momento de la concepción.
Hay quienes piensan que es el ADN el que genera esa evolución, pero eso es tanto como pensar que un periódico hace la noticia. El ADN contiene información, pero no la voluntad de desarrollo, ésta solo puede estar en la mente que estará actuando toda la vida en nuestro cuerpo.
La pregunta perturbadora es: ¿De dónde viene la mente? ¿Qué o quién la genera? ¿Existía ya o se creó en la concepción? No tengo la respuesta y créanme que la he buscado.
En el terreno de las especulaciones el pensar que algo tan elemental como una célula pueda crear algo tan complejo y poderoso como la mente humana tiene pocas probabilidades de ser cierto, pensar que la concepción es un portal donde los espíritus se encarnan nos lleva al terreno de la teología o al de los universos paralelos, incluso al de la magia.
Creo que los científicos e investigadores tienen una tarea muy importante en este terreno que nos permitiría conectar dos mundos importantes: el espiritual con el material, la fe con la razón.