Ética
Los laberintos de la conciencia parte II
Ética
Marcos Barraza Urquidi
Fui de la última generación de preparatorianos que tuvo entre sus materias la ética, recuerdo al maestro, era muy correcto, puntual, amable, bien peinado y vestido pulcramente, iniciaba la clase con un “Estimados alumnos” sin embargo, el encanto se perdía al empezar a hablar por su acento ranchero.
Hablaba de los valores universales, de la superación personal, del respeto, de la conveniencia de la vida comunitaria, pero se abstenía de mencionar a Dios o a la fe.
Me recordaba el catecismo que había estudiado de niño, en la universidad me encontré con la antiética si pudiéramos llamarle de alguna manera con maestros que hacían apología del hedonismo y confundía en placer con la felicidad y nos hablaban de sus correrías con mujeres y sus “grandes” negocios donde todo se valía, recuerdo al maestro de Mecánica que se salía del tema para platicarnos sus aventuras amorosas.
Durante muchos años me pareció la ética como una materia inherente a la filosofía y teología, una cuestión de fe, donde se podía estar o no de acuerdo, el declararse ateo les liberaba del compromiso de ceñirse a una moral, recuerdo haberlos bautizado con el mote de “panchosticos”, tipos ignorante y vulgares que se burlaban de toda buena práctica de conducta.
El” tú debes” de la Ética se oponía fuertemente al “yo quiero” de los instintos, la confrontación del cerebro reptileano contra el newcortex dirían los sicólogos, los debates y confrontaciones en estos temas no arrojaban un ganador, era totalmente subjetiva la posición, si no crees en una justicia divina o dices no creer se desmorona la moral y si al “tú debes” contestas ¿Por qué? Todo se queda en un “impasse”.
Las ciencias exactas se quedaban al margen de esta discusión, aunque muchos de los grandes físicos eran profundamente espirituales, no abordaban el tema desde la física y como Newton usaban seudónimos para tratar temas metafísicos.
Mi primer contacto con un científico que abordara este tema desde la física fue cuando leí a Edgar Morin sobre la teoría de la complejidad y las propiedades emergentes, iniciaba diciendo que aunque una molécula es un conjunto de átomos, ésta tiene propiedades que no tienen los átomos y que cuando estas moléculas se unen para formar nódulos éstos tienen propiedades que no tienen las moléculas y seguía la serie con células, tejidos, órganos, sistemas y organismos, en cada salto aparecían propiedades emergentes.
Aunque la complejidad biológica la terminaba en el organismo es fácil ver que se continúa en la pareja, la familia y la sociedad, luego la Ética tenía un fundamento duro, la sana convivencia en sociedad potenciaba las propiedades emergentes de ella en beneficio del individuo, actualmente ninguna persona en su sano juicio podrá negar las bondades del trabajo cooperativo.
El segundo contacto con el pensamiento de un físico que abordara la ética desde la física fue el libro de Mente y Materia de Erwin Schröedinger, el se encuentra con una sociedad donde los slogan como “Yo soy como soy. ¡Haced sitio a mi individualidad! ¡Vía libre para los deseos que la naturaleza ha puesto en mi! Todo lo que se opone a ello no tiene sentido, es un fraude de curas. Dios es naturaleza y debemos confiar en que la Naturaleza me ha hecho según su deseo para que sea como soy” en la actualidad se escuchan estos mismos slogans con frases menos elegantes como el “A fornicar y defecar que el mundo se va a acabar” y no es fácil refutar su brutal evidencia..
Pero el fundamento científico de estos slogans está afortunadamente apolillado. Nuestra
penetración en el concepto del «devenir» (das Werden ) de los organismos nos permite comprender fácilmente que nuestra vida consciente es necesariamente una lucha continua contra nuestro ego primitivo.
Pues nuestro yo natural, nuestro deseo primitivo, con sus deseos innatos, es obviamente el resultado mental del legado material recibido de nuestros ancestros.”
Erwin considera que la conciencia es un fenómeno de la evolución, un cincel que nos va transformando día a día y la conciencia es ese cincel que nos va formando, somos conquistadores y conquistados al mismo tiempo, sin embargo, la conciencia y la discordia con nuestro propio yo están inseparablemente unidos.
La Ética nos puede ayudar en esa lucha diaria entre el “Yo” y “nosotros”, entre los intereses colectivos y el interés personal, entre nuestros egoísmos y altruismos, entre nuestras pasiones y aspiraciones, entre el seguir y ser seguido.
Si analizamos la problemática social a través de la historia veremos los traspiés de nuestra especie que parte de la posición egoísta con la mirada puesta en una actitud altruista general para intentar convertirse en un animal social.
Esta actitud no es solo de los humanos, las abejas, las hormigas, los alacranes han eliminado el egoísmo, aunque aún mantiene un egoísmo de manada, una abeja que se equivoca de colmena es eliminada de inmediato, algo semejante pasa con el hombre que tiende a formar grupos y naciones que luchan entre sí, aunque es justo decir que estas últimas generaciones tienden a desaparecer de su mente las nacionalidades y pueden adaptarse a vivir en diferentes países, la intensidad e inmediatez de las comunicaciones han transformado al mundo en una aldea, aunque paradójicamente también hay una fuerte corriente de regreso al individualismo.
La física proporciona nuevas herramientas para la convivencia y los físicos parecen ser promotores de la unión mundial, después de la segunda guerra mundial, donde los países europeos quedaron resentidos y distanciados, los físicos de varios países se unieron para formar el CERN fundado en 1954 por 12 países europeos que iniciaron un proyecto colaborativo que en el momento agrupa a miles de físicos en el todo el mundo que han hecho una importante contribución a la física moderna y de pasada al ciudadano común con el invento del http hipertexto usado en www de internet que nos permite navegar de una texto a otro en internet.
Los espero la próxima semana buscando información de nuestra conciencia.