Los laberintos de la Conciencia XXIX
El artículo anterior sobre los Universos material e inmaterial desató una fuerte controversia entre los amigos que nos juntamos los miércoles a platicar de estos temas, lo cual es común porque cada uno tenemos nuestras propias ideas y convicciones que hemos generado durante nuestra vida a través de la experiencia, la reflexión o simplemente la aceptación de ideas de otras personas.
La palabra universo, así sola sin ningún adjetivo, es el superconjunto que comprende todo lo que existe, pero en el momento que le ponemos un adjetivo estamos creando un subconjunto, por ejemplo, si hablamos de universo material estamos reuniendo todos los objetos que tienen materia, de igual forma al hablar de universo inmaterial, reunimos en un conjunto todos los objetos que no tienen materia y la experiencia nos dice que no es un conjunto nulo, esto es existen objetos sin materia.
El siguiente paso es descubrir estos objetos y sus propiedades y fenómenos. El primer gran problema que nos encontramos es que damos por hecho que todos los objetos compartan, por necesidad, algunas propiedades como el caso de la ubicuidad, esto es, que todos tengan un lugar de existencia, un espacio que ocupar, porque casi todas las cosas con las que interactuamos tienen un espacio y un tiempo, luego ¿Dónde están los objetos inmateriales? Queremos buscarles un lugar físico y lo primero que se nos ocurre es el cerebro y afirmamos categóricos “No existe el universo inmaterial, todo está en nuestro cerebro” y algunos intelectuales cruzan la pierna, aspiran su puro y en forma solemne afirman “Los pensamientos son propiedades emergentes de nuestro cerebro”, sin embargo, los físicos cuánticos nos hablan de partículas que aparecen y desaparecen en forma aleatoria, esto significa que ni siquiera la totalidad de los objetos del mundo material tienen un espacio.
Pensar en objetos que no ocupen espacio nos cuesta trabajo, ¿Dónde están los números, las formas geométricas, los pensamientos? Existen, pero no están, lo que tenemos en el cerebro podría ser solo una representación de las cosas inmateriales, circuitos neuronales que nos permiten interpretar los objetos inmateriales, pero no son los objetos inmateriales.
En el caso de los fenómenos que afectan los objetos podríamos tomar por ejemplo la entropía ese raro fenómeno que tiende a modificar permanentemente la materia y la energía con el tiempo, fenómeno que no existe en el universo inmaterial, por ejemplo, tomemos un trozo de barro y démosle la forma de una esfera, con el tiempo ese objeto material se irá desbaratando pero el concepto de la esfera no, la esfera de Thot del Egipto antiguo es la misma esfera que usamos hoy en las escuelas, luego el fenómeno de la entropía que se presenta en todos los objetos materiales no se presenta en los inmateriales.
La esfera no necesita energía para permanecer, solamente está, cuando la anidamos en nuestro cerebro si necesitamos energía, no para crearla porque ya existe, sino para ubicarla en nuestro cerebro, ahora si tiene un lugar pero ese lugar es para su representación no para la esfera.
La esfera ha permanecido inalterable a través de los siglos, luego el tiempo no le afecta, fue, es y será siempre esfera, independientemente del nombre que le demos.
Tenemos pues un objeto que no tiene materia y que no le afecta la energía, ni el tiempo, pero si se puede manifestar en el universo material como forma y en el cerebro como concepto.
Lo mismo se puede aplicar a los números y a las leyes que rigen estos números son totalmente inmateriales, así como sus fenómenos, ese número 3 que usaban los comerciantes fenicios para enumerar su mercancía es exactamente el mismo 3 que se usa en Wall Street, no se ha modificado un ápice.
Pero los números y la geometría también se usa para entender los fenómenos materiales, al dejar caer un objeto tenemos un fenómeno material pero la ley que lo describe es inmaterial, el objeto material puede ser un pedazo de plomo o un planeta, pero siguen la misma ley totalmente inmaterial.
Hasta aquí todo resulta sencillo y obvio, pero al avanzar en la complejidad las cosas se complican no es lo mismo analizar una piedra a un ser vivo, ambos son materiales, pero la cantidad de fenómenos que se presentan crecen en forma exponencial.
La complejidad se presenta en ambos universos, hay objetos materiales sumamente complejos como el hombre y es evidente que debe haber objetos inmateriales complejos asociados a fenómenos complejos tanto materiales como inmateriales como los pensamientos.
Pero además de objetos en estos universos también hay actores que manejan o transforman estos objetos, el viento que derriba árboles, el hombre que construye ciudades y aquí entramos al terreno de las discusiones ¿Habrá actores inmateriales?
El primer actor que debería ser indiscutible es la mente humana, la cual actúa en el mundo material e inmaterial, puede actuar construyendo o modificando objetos materiales tanto como objetos inmateriales.
Al actuar la mente en ambos universos debería de resultar obvio que su naturaleza sea dual, una parte material y otra inmaterial, la material no podría ser otra mas que el cerebro que a través de nervios y músculos actúa en el mundo material y luego tendríamos que darle un nombre al actor inmaterial y eso lo han hecho desde el principio de los tiempos con varios nombres de acuerdo a su cultura y en la nuestra le llamamos espíritu, un actor inmaterial, ligado al universo material a través de la mente.
Luego la pregunta sería ¿Hay una relación uno a uno entre ambos universos? Y la respuesta es no, el mundo inmaterial es infinitamente mayor que el mundo material, le pongo un ejemplo, los científicos han estimado el número de partículas del mundo material y el número es astronómico, sin embargo, podríamos enumerar cada una de ellas y nos sobraría una cantidad infinita de números, lo mismo pasa con las formas y las ideas, luego el universo inmaterial es infinitamente mayor al universo material.
Pero volvamos a los actores, tenemos un actor que se mueve entre ambos universos, la mente humana, todos los días podemos ver como con elementos del mundo inmaterial transforma el mundo material, no podemos refutar este hecho, luego le invito a que una noche sin luna y sin nubes contemple las estrellas y las galaxias y se haga una pregunta ¿Qué mente fue la que formó todas esas esferas?