¿Qué es el alma? VIII
La naturaleza del alma, tiene una gran importancia en la definición de lo que es la persona y lógicamente en la relación entre las personas entre si y la del estado con sus gobernados.
¿Es el alma eterna o muere con el cuerpo? ¿Existe un alma universal o es solo individual? ¿Aprendemos o recordamos? ¿Somos hijos de Dios o de la casualidad? y cientos de preguntas mas.
La filosofía analiza y propone, nos permite descubrir que somos y especula en lo que podemos ser, no solo como personas sino como grupos.
Dada la complejidad de la mente, ninguna filosofía parece ser definitiva, ni siquiera en el mundo físico donde cada descubrimiento nos arroja nuevos misterios y cada especulación nos abre un abanico de posibilidades.
Entender el mundo actual no es posible sin el análisis histórico del pensamiento filosófico y su aplicación en los gobiernos y en nuestra vida personal.
Como dos polos aparentemente opuestos, con infinidad de variantes, el conservadurismo y el liberalismo parecen estar detrás de los gobiernos del mundo.
Sobre el Liberalismo Bertrand Russel apunta:
“Kant, como Darwin, dio origen a un movimiento que habría detestado.
Kant era un liberal, un demócrata, un pacifista, pero los que declaraban seguir su filosofía no eran ninguna de estas cosas. O, si se seguían llamando liberales, lo eran de una nueva especie.
Desde Rousseau y Kant ha habido dos escuelas de liberalismo, que pueden distinguirse como la obstinada y la sensible.
La obstinada desembocó por etapas lógicas, a través de Hegel, Bentham, Ricardo y Marx, en Stalin;
La blanda, por otras etapas lógicas, a través de Fichte, Byron, Carlyle y Nietzsche, en Hitler.
Esta explicación es, sin duda, demasiado esquemática para ser totalmente verdadera, pero puede servir como plano y signo mnemotécnico. “
Culpar a Hegel de las atrocidades de Stalin incluso ni siquiera a Marx, de igual manera a kant o a Nietzsche de las de Hitler es un despropósito.
En este análisis reduccionista que hace Russel pasa por alto la influencia del judaísmo, aunque si lo menciona en la Teoría del valor del trabajo.
Cuando se habla de judaísmo, hay que hacer a un lado a Ana Frank, que por cierto no exisitió o a la anciana dulce sobreviviente del holocausto, o al genio distraído e inflado y ver mas al judío conspirador, revolucionario, agiotista y resentido.
Dos socialismos radicalmente opuesto, el Socialismo Marxista y el Nacional Socialismo, el semitismo y el antisemitismo.
El judaísmo conspira desde las cuevas y alcantarillas para derrocar imperios y reinos con el uniforme de la masonería y lo hace con gran maestría y eficacia, aunque ya como gobierno sea pésimo.
El primer objetivo del marxismo es Alemania donde, al fracasar, apunta sus baterías a Rusia un país donde el judío era segregado y privado de sus derechos civiles, lo hace con una dialéctica donde la antítesis se vuelve tesis y sintesis:
La lucha de clase, se impone a través de una doctrina de odio contra los zares y con banderas “democraticas” para luego en una contrarevolución, la “Bolchevique” saca su verdadera cara, asesina a su detractores, pueblos enteros desaparecidos, impone y doblega a su gente con una dictadura totalitaria.
En Alemania hay resentimiento contra el judío agiotista que se apodera de las empresas a través de huelgas y triquiñuelas generando el campo fértil para un nuevo socialismo.
Hitler se encuentra con un pueblo en la miseria y sometido por los judíos, interpreta el superhombre de Nietzsche como la supremacía de la raza Aria y lo usa para motivar a su pueblo para levantarse.
El enemigo no es el burgués sino el agiotista judío, no asesina a su gente sino la conduce en pocos años a ser una potencia mundial, no enfrenta al obrero con el patrón, sino que limita las utilidades del patrón y la agresividad del obrero.
Sorprende al mundo con su éxito, se sale del patrón oro que considera como la gran estafa judía y entra al trueque, emite moneda contra el trabajo de la gente con gran éxito despedazando la mentira judía de las reservas de oro, cae en la tentación de recuperar los terrenos perdidos en la primera guerra mundial y se enfrasca con una guerra no deseada con los ingleses y sus aliados que lo llevarían a la muerte y desaparición de su partido.
Aquí vemos una clara muestra de como la filosofía se transforma en ideología y gobierno. Marx se convierte en un símbolo a pesar de ser un filósofo y economista mediocre y Nietzsche exculpado de una locura que le llevo a vivir sus últimos años en un manicomio. Hitler le haría un homenaje sin precedentes en 1944 al cumplirse los 100 años de su natalicio.