Soy macho
Pues empiezo el año en forma irreverente, a contra corriente, entrando al freeway en sentido contrario pero ante el silencio total, alguien tiene que alzar la voz de la naturaleza aunque suene estrepitoso
Mi artículo
Pues, si soy macho
Ayer me dijeron ¡macho! Y de bote pronto quise defenderme y negarlo, porque macho después de 100 años de denigrarlos se ha convertido en un insulto, el macho es el abusón, intolerante, ignorante, retrógrado etc.
Pero si no soy macho ¿Qué soy entonces? ¿hembra?¿marica? Porque debe haber un término semejante para definir a lo no macho en términos peyorativos.
Fui educado en la virilidad, en la fortaleza, en el machismo si señor, ¡Sea macho, no llore cabrón, los hombres se aguantan! Fui educado en la responsabilidad, el hombre debe de ser fuerte para afrontar las adversidades, para seguir adelante, para no derrotarse, para alcanzar metas, para proteger a los suyos, pero sobre todo y primeramente para defender a su familia.
El hombre fue educado, en un tiempo, para ser el jefe de la familia y dar la vida por ella si era necesario, para amar, honrar y proteger a su pareja e hijos, esa era su responsabilidad y aparejada a esta responsabilidad estaba la autoridad para llevar las riendas de la familia, conducir a la mujer y a los hijos por el camino del bien y si se salían del camino era necesario corregirlos, un regaño, un jalón de orejas era permitido para convertirlos en hombres de bien.
Hoy las cosas han cambiado, no de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo, no porque la sociedad lo haya considerado conveniente, sino porque los grupos de poder lo han impuesto para destruir la pareja y la familia, evitar la reproducción y controlar la población.
Se la ha dicho a la mujer de que es libre de hacer con su vida y su cuerpo lo que quiera, que es terrible estar atada a un macho abusador, que traer en su vientre una nueva vida no es más que un extraño que acabará con sus sueños e ilusiones, que le quitará vida y salud, que la afeará, se le ha dicho a los niños que pueden hacer lo que quieran que tienen derechos, se les educa a los niños a ser tiernos, a que aprendan a llorar, a que busquen las comodidades y el placer ¡Si te gusta! ¡llégale! Si te atrae alguien de tu mismo sexo, esa es tu naturaleza, venga el bisturí.
Las depravaciones han sido normalizadas y consideradas naturales con el pomposo nombre de género y hay que respetarlas y reverenciarlas, se han dictado leyes que le dan la potencia a las mujeres de destruir al hombre a su capricho, porque se considera al hombre victimario y a la mujer víctima, entonces hay que corregir mediante leyes para que la mujer se empodere y el hombre se aterrorice.
Hoy los jóvenes no quieren casarse, ni procrear, vaya ni siquiera aparearse con el sexo opuesto, no quieren tomar compromisos, reprimen el instinto natural a continuar la especie por la manipulación ideológica iniciada en la escuela y afianzada en la sociedad.
¿Qué me ofendió que ayer me dijeran macho? Por primera vez no me ofendió, me sentía agradecido por mi padre y maestros que me educaron como hombre tradicional, con la sabiduría milenaria que se filtra a través de las generaciones y no con una ingeniería social que emana de grupos de poder obtusos que gastan fortunas cada año para pervertir a la humanidad.
Pues si señor, prefiero que me digan macho a ser un marica manipulado por el poder internacional y por una sociedad idiota que no reflexiona que la están extinguiendo con las ideas perversas disfrazadas de derechos y redenciones.